Texto escrito por el Catedrático de Lengua y Literatura y Doctor en Filología Románica Fidel García Martínez.
SANTA TERESA EN EL DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA ATENEO JOVELLANOS
El Ateneo Jovellanos en su programación cultural da importancia a la actividad poética con actividades y encuentros que promueven y en los que participan integrantes de la Junta Directiva con la lectura-comentario de poemas de sus premiados poemarios. Este año Santa Teresa de Jesús tiene un protagonismo especial con motivo de celebrarse el cuarto centenario de su Canonización (1622-2022). Efemérides que se esta celebrando en todo el mundo cultural poético y literario , especialmente en su Ávila natal. Lo que supone una valoración de su poesía vuelta a la divino. El máximo poeta y gran prosista Fray Luis de León setenció: la escritura de la Madre Teresa no tiene igual en las letras castellanas por su espontaneidad deliciosa.Aunque Santa Teresa es más conocida por su gran obra en prosa- Castillo Interior (Moradas), Libro de la Vida , Camino de Perfección, o Fundaciones ( libro de aventuras a lo divino), también compuso poemas interesantes y algunos populares. Ella no es una poetisa profesional. Pero es autora de poemas nacidos al calor de la experiencia mística, como afirma: “Yo sé de una persona que no era poeta, le acaecía hacer de presto coplas muy sentidas, declarando su pena bien, no hechas de su entendimiento”. Sus compañeras de viajes por los fríos y calurosos caminos de las dos Castillas, Murcia o Andalucía, en transportes primitivos, carretas de arrieros, afirman que la Madre Fundadora con frecuencia las entretenía con conversaciones salpicadas de buen humor, como cuando les decía, que su primer pintor Juan de la Miseria- un fraile carmelita- la había pintado fea y leñosa, o “componiendo coplas muy buenas, que la sabía hacer muy bien.
Santa Teresa, en efecto, es una clara representante de lo que se conoce como misticismo afectivo fruto de la experiencia sublime, como es el caso de San Juan de la Cruz, quien es cumbre de la lírica mística. Sus grandes poemas: Vivo sin vivir en mí (…) Vuestra soy para vos nací (…) Mi Amado es para mí y yo soy para mi amado o el más popular: Nada de turbe, nada de espante (…) Así lo reflejan.
Entre los poemas teresianos caben destacar los nacidos al calor de la fiestas litúrgicas; especialmente los villancicos de la Navidad, que tanto se han celebrado en el Carmelo Femenino, una fuente de grandes poetisas, como es el caso de Santa Teresita del Niño Jesús.
Santa Teresa dejó una herencia muy importante a sus hijas la celebración especial de los misterios de la infancia de Jesús, Nacimiento, Circuncisión, Festividad de la Epifanía (Magos de Oriente), Santo Nombre de Jesús. En todos los conventos del Carmelo, especialmente femenino, el titular es San José, representante y padre legal del Niño Jesús, a quien Santa Teresa en sus villancicos cantó como Cordero inocente, nacido para sufrir, redimir al ser humano. En estas fiestas navideñas componía Santa Teresa, poemas inspirados en la lírica pastoril, que ella misma cantaba con sus monjas bailando y tocando instrumentos tradicionales como la pandereta y el tambor. Parte de la obra poética de Santa Teresa se ha perdido y algunas obras parecen de dudosa autoría.