Entrevista publicada por VERÓNICA GARCÍA PEÑA en El Comercio.

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«A la hora de ambientar una novela, no hay mejor sitio que Asturias»
Presenta ‘La memoria del tejo’ este miércoles, de mano del Aula de Cultura en colaboración con el Ateneo Jovellanos Marta Huelves Escritora y divulgadora de Historia.

Es ‘La memoria del tejo’ (Maeva, 2022) una historia negra creada con esqueleto histórico y que bebe de los misterios que se esconden en el oriente asturiano. Su autora, Marta Huelves (Madrid, 1969), crea una trama atractiva y muy meticulosa, protagonizada por mujeres fuertes, en la que Colombres y los secretos que oculta nos llevarán a investigar el misterioso secuestro de una adolescente a la que le han borrado la memoria y que, además, no será la única víctima. Una novela llena de interrogantes con la que recorrer la mitología y leyendas de Asturias y que se presentará este miércoles, a las 19 horas, en el vestíbulo de la segunda planta de la Escuela de Comercio de Gijón, de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO en colaboración con el Ateneo Jovellanos.

-Siendo madrileña, ¿cómo se acaba ambientado una novela en Asturias?

-Tengo unos vínculos muy especiales con Asturias. Tengo familia allí y mi mejor amiga es de Gijón. Además, llevo ya quince años yendo de vacaciones. Pero me une, sobre todo, la admiración. Para mí, que estudié la carrera de Historia y siempre me he dedicado a la divulgación histórica, Asturias tiene unos grandísimos estímulos. Su arquitectura, la historia de los edificios, de los pueblos… Por eso, a la hora de ambientar una novela, creo que no hay mejor sitio que Asturias.

-Da la sensación de que, al margen de la trama que construía, tenía muy claro desde el principio que el escenario serían tierras asturianas.

-Sí, no lo puedo negar. En Asturias me siento como en casa, así que era algo necesario escribirla y ambientarla allí. Es la primera vez que escribo novela de intriga, de misterio, porque no es una novela negra pura, y, a la hora de afrontarla, me dije: «¿Por qué no allí donde, en realidad, el trabajo de ambientación y documentación ya lo llevo hecho?».

-Y concretamente, eligió Colombres.

-Tengo un familiar que vive cerca. Yo es que sufro síndrome de Stendhal y me quedo paralizada y me dan vahídos en algunos lugares que me sobrecogen. Con la zona del oriente asturiano me pasa eso. Además, en el oriente, en Colombres, me siento como cuando vuelves a tu casa, pues estoy allí muy cómoda. Y el tema de los indianos me daba mucho juego.

-Como la Quinta Guadalupe, que tiene un papel muy importante en la novela.

-La Quinta Guadalupe… ¿Quién no se queda atontado al verla? Es impresionante. Al estudiar la documentación, descubrí que había sido, aparte de la propiedad de Iñigo Noriega, una casa de salud o lo que llamamos ahora un hospital psiquiátrico, una casa de reposo que le decían; luego fue un hospital de sangre durante la Guerra Civil y terminó como un orfanato. Me quedé enganchada a su historia y ahí es donde surgió la chispa. A partir de ese momento, empecé a encajar piezas.

-Y la historia de la novela, ¿de dónde nace?

-Nace de algo que tenemos muy asumido y es que en los pueblos pequeños nunca pasa nada. Pues sí que pasa. Pensamos que la delincuencia y los crímenes más atroces son cosa de las grandes ciudades y no es así. El monstruo se esconde en cualquier sitio y es oportunista; cuándo puede, actúa.

-¿Qué significado tiene para usted el tejo que da nombre a la novela?

-Tiene muchísimos significados porque es un árbol acogedor y, al mismo tiempo, da miedo porque es muy venenoso. Me atrae poderosamente. Es un árbol que resiste pese a todos y pese a su leyenda negra y que, aunque sea venenoso, es un árbol de vida realmente, porque debajo se celebraban las asambleas de los pueblos y se tomaban las grandes decisiones.

-Usted es historiadora y en el libro habla de leyendas y mitología asturiana. ¿Pasión o profesión?

-Pasión. Me encanta la mitología e intento que esté casi siempre presente en mis relatos. En Asturias, además, si alguien te cuenta la historia de una fuente o de un edificio o de un monumento, siempre hay algo detrás y ahí me puede la curiosidad.

-Esta es su primera novela.

-Es mi primera novela en papel y mi primera novela negra. Tengo una novela publicada en formato digital y varios relatos históricos publicados en antologías, pero como novela novela, sí.

-‘La memoria de tejo’, ¿sería la primera de una saga?

-Esa pregunta la respondo siempre con un poco de cautela porque en mi cabeza está, pero depende de los lectores y no quiero precipitarme.

-Y para usted, ¿qué es escribir?

-Es una necesidad. Escribo desde que era pequeñita y es para mí algo necesario, como también lo es leer. Siempre lo tengo presente y siempre estoy escribiendo en cuadernos, pósits, papeles.

-¿Está escribiendo algo ahora mismo?

-Tengo varios artículos preparados para una revista de historia digital, un par de reseñas de libros, porque también escribo para una web de historia, y, claro, tengo en mi cabeza esa segunda parte de la novela. La estoy cocinando.

-¿Poco a poco, como los bizcochos?

-Eso es, sí, porque suelo decir que mi cabeza es un caos, pero es un caos ordenado y es mi cocina; y esto hay que hacerlo bien.

-O sea, que es usted muy meticulosa.

-Sí, mucho, sobre todo en la ambientación y la documentación, porque quiero ser muy rigurosa y todos los datos que hay en la novela están contrastados miles de veces. Busco, me informo, me voy a una biblioteca o llamo a amigos especialistas en un tema para que me lo confirmen. En eso soy, de verdad, muy muy meticulosa porque yo, cuando leo otras novelas que están ambientadas en otro sitio, me lo creo todo y quiero que no me engañen. Yo hago lo mismo.

 

Crónica del acto publicada por Ana Ranera en El Comercio 

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«Cuesta mucho ser madrileña y escribir un libro asturiano»

La escritora Marta Huelves presentó en el Ateneo Jovellanos, de la mano del Aula de Cultura, su novela ‘La memoria del tejo’

Marta Huelves es madrileña, aunque no lo parezca, porque habla de Asturias con un amor y un rigor propios de los nacidos por estos lares. Ayer presentó en el Ateneo Jovellanos, de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO, su novela ‘La memoria del tejo’, que narra una historia de intriga ambientada en Colombres. «Asturias es el lugar perfecto para hacer una novela de misterio», aseguró al comenzar la cita. «Parece que en los pueblos nunca pasa nada y, en estas páginas, sitúo un hecho violento en un entorno tan tranquilo como Ribadedeva, donde, de repente, se les rompe la paz con el secuestro de una adolescente», explicó.

Esa desaparición, además, no es la única que tiene lugar en esta historia, que está construida por personajes que «viven siempre con un pie en la tierra y que hasta podrían ser nuestros vecinos», definió la autora. Se refería a las agentes que investigan estos secuestros, cuyo denominador común es que las jóvenes aparecen bajo la desmemoria producida por el tejo. «Es una de las pocas licencias que me tomé porque realmente ese efecto no lo causa este árbol», aclaró. «Y eso que es verdad que los tejos están cargados de símbolos; de hecho, son venenosos, pero no borran los recuerdos», concedió Huelves.

La escritora también confesó su gran preocupación por la ambientación, ya que le gustaría «que la gente que conoce los lugares de los que hablo los reconociera y los que no sepan de qué les hablo, quieran buscarlos», indicó, al tiempo que reveló que este libro es para ella «un sueño cumplido». «Cuesta mucho que una editorial se fije en ti y cuesta ser madrileña y escribir un libro asturiano», dijo.

Sobre todo, cuando se trata de una novela «de misterio costumbrista que une la tradición con la intriga», tal y como la definió. «Hay muchos personajes, hay persecuciones policiales, hay sospechosos y hay un final muy duro», lanzó. Todos esos ingredientes los logró, pese a ser la primera vez que escribía lejos de la historia: «Estoy acostumbrada a hacer relatos históricos y son muy diferentes a la novela». Por eso, dentro de ‘La memoria del tejo’ se esconde un pequeño relato, «porque pensé que era una buena forma de presentar a un personaje».

Eso demuestra que Marta Huelves, por mucho que se lance a la ficción, acaba acercándose siempre a su pasión de mirar hacia el pasado.

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