Entrevista publicada en el diario El Comercio por AIDA COLLADO:

José María de Juana Mayoz, periodista 
«La historia de todos los pueblos es un machismo continuado»
El autor de ‘Y murieron en el exilio’ repasará la historia del feminismo en una charla del Ateneo Jovellanos, junto al Aula de Cultura

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José María de Juana (San Sebastián, 1940) es uno de esos periodistas de raza que ha disfrutado de la profesión en su sentido más amplio. Desde las redacciones de los periódicos -ya fuera como colaborador, redactor, jefe o director- y desde la radio. Allí le llegó la jubilación y, con ella, el tiempo necesario para profundizar en un cambio, el del papel de las mujeres en la sociedad, del que había sido testigo durante toda su carrera. Hoy dará una conferencia, con el mismo título que su libro ‘Y murieron en el exilio’, organizada por el Ateneo Jovellanos (salón de actos de la Escuela de Comercio, 19 horas), con la colaboración del Aula de Cultura de EL COMERCIO.

-Es un apasionado de la Historia. Una Historia que, en muchas ocasiones, olvidó a las mujeres que usted hoy quiere hacer justicia.

-Efectivamente. La idea surgió cuando ya me había jubilado. Siempre me ha interesado el mundo de la mujer. Cuando empecé, no había ni una sola en las redacciones, pero cuando me jubilé el escenario era ya muy distinto, estaba rodeado de ellas. Me interesaba el camino hasta llegar ahí. Y, para conocerlo, tenía que complicarme la vida, investigar qué había ocurrido también fuera de España, en Inglaterra y Estados Unidos, donde nace verdaderamente el movimiento del feminismo. En España, la primera figura que luchó de verdad por esto fue Concepción Arenal, una ferrolana ilustre.

-Que vivió en Gijón…

-Así es. Ella fue la que empezó a luchar de verdad con fuerza por la mujer en España. La ningunearon, fue despreciada y ya no digamos nada cuando se le unió Emilia Pardo Bazán. A esta última la llamaban de todo, la insultaban, porque una mujer no tenía derecho a nada. Y no era algo reciente, había sido así a lo largo de la Historia. La historia de todos los pueblos es un machismo continuado. También ocurre en la Biblia… Me interesaba tanto el tema que estuve diez años con el libro: me he leído más de 700 obras sobre la mujer en distintas formas: narrativa, estudios, biografías… Y lo titulé ‘Y murieron en el exilio’ porque así le ocurrió a la inmensa mayoría de las mujeres de las que hablo.

-¿Es España aún heredera del retraso que supuso la anulación de los derechos de las mujeres reconocidos en la II República?

-La II República dio legalidad a los derechos de la mujer, pero luego vino Franco y se los cargó. Sin duda, la República había sido un gran paso adelante. Después, todas las luchadoras republicanas tuvieron que partir al exilio, porque todas corrían el peligro de ser juzgadas por los nuevos tribunales. En la conferencia hablaré de algunas asturianas o con fuertes vínculos con esta tierra, como Rosario de Acuña y Veneranda García-Blanco Manzano. Como ellas, hubo muchas mujeres en España y yo cierro el libro con la biografía de más de una veintena de ellas que murió en el exilio. Y con ellas, con este libro, doy por cerrado el tema de la mujer. Lo dejo porque no quiero entrar en polémicas ni en las estupideces que escucho hoy en día.

-Es un lector voraz y atesora una gran colección de libros. ¿Con qué autores disfruta ahora?

-Al tren (de camino a Gijón), me he traído un libro pequeñito de Eduardo Mendoza, ‘El último trayecto de Horacio Dos’, muy divertido, por puro entretenimiento. Mi máxima es «ni un solo día sin 40 páginas». He cedido mi biblioteca de 7.000 libros a Antigüedad, un pueblo de Palencia, y le han puesto mi nombre a la biblioteca. Me han hecho hijo adoptivo y no puedo estar más contento.

-¿Ha leído a Carmen Mola?

-Conozco a dos de los tres autores. Fui íntimo amigo de Antonio Mercero (padre), el célebre realizador. Todavía no lo he leído, pero quiero hacerlo inmediatamente. Me interesa mucho. ¿Por qué me lo pregunta?

-Causó mucho revuelo que tres hombres firmasen con un seudónimo femenino.

-El otro día me contaban que lo del nombre fue algo que les salió sin más. Surgió sobre la marcha y tomando unas cañas. Sin tanta intencionalidad como dicen.

 

Crónica del acto publicada en el diario El Comercio por ANA RANERA:

«La mujer fue un cero a la izquierda hasta bien entrado el siglo XX»
José María de Juana presentó en el Ateneo Jovellanos, de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO, su ensayo ‘Y murieron en el exilio’

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«El papel de la mujer en la vida, hasta hace nada, era únicamente el de procrear», recordaba ayer el periodista José María de Juana (San Sebastián, 1940), durante la presentación de su ensayo ‘Y murieron en el exilio’. El acto -que tuvo lugar, en el Ateneo Jovellanos con la colaboración del Aula de Cultura- llevó a hacer un viaje, guiado por los nombres femeninos que abandonaron nuestro país en busca de la libertad que aquí ni estaba ni, por aquel entonces, se esperaba. «La mujer fue un cero a la izquierda, desde la aparición del ser humano, hasta bien entrado el siglo XX», señalaba el escritor.

Esas palabras que pronunció eran fruto de leer a quienes, hace un puñado de siglos y también hace solo unas décadas, consideraban que «el histerismo no es una enfermedad, sino una característica de la estructura femenina». Esa creencia es solo un ejemplo de las muchas que, a lo largo de la velada, De Juana citó, dejando cada vez más estupefactos a los asistentes. «Concepción Arenal fue la primera mujer en acudir a clase como oyente, en la facultad de Derecho de Madrid, y lo hizo vistiendo ropas masculinas para ocultar su condición», recordaba. «Ella insistía en la importancia de la educación femenina, pero nadie la hacía caso», añadía.

Pocos consideraban cabales esas ideas, y, sin embargo, creían mucho más acertadas las de algunos científicos, que afirmaban que «las ideas feministas desembocarían en una pérdida de las características sexuales de la mujer, lo que llevaría consigo la desaparición de la raza humana». Nada más y nada menos. Ya lo decía ayer el escritor «estaba terminando el siglo XIX y todavía se podían leer cosas como que la educación pervertía a la mujer, que, dada su natural inconsciencia, no era apta para desarrollar trabajos científicos y ni siquiera reunía las condiciones imprescindibles para ser cabeza de familia».

Emilia Pardo Bazán fue una de las que protestó y reivindicó hasta el final de sus días los derechos de su sexo. «Describía sin tapujos la realidad y abría los ojos a una sociedad conservadora que aún pensaba que el puesto de la mujer estaba en el hogar y en su obediencia ciega al marido». De hecho, incluso intelectuales como Ramón y Cajal eran misóginos. «Dio muestras de un machismo apabullante», apuntaba.

Rosario Acuña y Clara Campoamor fueron otras de las que salieron a relucir en la presentación de ‘Y murieron en el exilio’, haciendo que la cita sirviera para reivindicarlas porque, hasta hace no tanto, este país y el feminismo eran enemigos que parecían irreconciliables.

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