Entrevista realizada a FERNANDO RUEDA por VERÓNICA GARCÍA -PEÑA y publicada en el diario EL COMERCIO

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Crónica del acto publicada por A. VILLACORTA  en el diario EL COMERCIO

El Lobo: «Los perros más rabiosos están escondidos, pero no tengo ningún miedo»
El agente infiltrado en ETA y el periodista Fernando Rueda presentaron ‘Secretos de confesión’ en un acto del Ateneo Jovellanos y el Aula de Cultura de EL COMERCIO

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«Hubo un tiempo en el que ETA ordenó a todos sus comandos llevar una bala de plomo reservada para matar a Mikel Lejarza (Areatza, Vizcaya, 1951), un tiempo en el que las calles del País Vasco se empapelaron con carteles con su cara y la orden de que el pueblo vasco hiciese todo lo necesario hasta dar con él», rememoró ayer el periodista Fernando Rueda la persecución a la que fue sometido Lobo, el gran topo de la banda -el que más daño le infligió, con más doscientos terroristas detenidos- cuando se desveló su verdadera identidad a raíz de «una traición por dinero».

Una cacería que, más de una década después de que ETA anunciase el «cese de la actividad armada», continúa, lo que impidió ayer al infiltrado más buscado de la historia de este país estar en Gijón presentando ‘Secretos de confesión’ (Roca Editorial), la segunda parte de sus memorias, escritas «a pachas» con el periodista especializado en servicios de inteligencia Fernando Rueda y que el investigador desgranó en la Escuela de Comercio de la mano del Ateneo Jovellanos y el Aula de Cultura de este periódico. Y, sin embargo, El Lobo -que lleva la mayor parte de su vida convertido «en una nebulosa, en una sombra, en un soldado sin uniforme»- no quiso perderse una cita con una tierra de la que se confesó «enamorado», por lo que su voz se pudo escuchar al otro lado del hilo telefónico, para recordarnos que, aunque ahora ya no hay una banda que le persiga con sus balas, sigue habiendo quien quiere venganza. «Los resentidos que, junto con los locos, son los peores, porque no los ves venir. Los perros más rabiosos están escondidos, pero no les tengo ningún miedo. ETA se ha terminado, pero no para mí», aseguró un hombre que ha tenido decenas de identidades y que hoy solo quiere «que quede escrita la verdad de quien vivió todo aquello, dejar las cosas claras», negro sobre blanco.

 

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