Texto escrito por el Catedrático de Lengua y Literatura y Doctor en Filología Románica Fidel García Martínez.

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Ambos procesos de Jesús, ante el Sanedrín Judío y ante Gobernador Romano Poncio Pilato, han sido objeto de minuciosos y detallados análisis por parte de historiadores, juristas y exégetas bíblicos del Nuevo Testamento. Pero no se conocen todos los pormenores del derecho procesal y penal del Sanedrín judío. Como dice el papa Benedicto XVI: en el juicio contra Jesús ante el Sanedrín no se trató de un verdadero proceso, sino de un interrogatorio a fondo que concluyó con la decisión de entregar a Jesús al gobernador romano para la condena.
LA CONJURA. San Marcos en su evangelio tan importante para conocer el mensaje y la persona de Jesucristo, escribe en 14.1-2: “Faltaban dos días para la Pascua (fiestas de los ácimos), la más solemne de todas las grandes fiestas judías. Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo podrían apresar a Jesucristo, con engaño y darle muerte pero decían: “Durante las fiestas no, para que no se produzca ningún tumulto del pueblo”. Se debe decir que el bloque de los adversarios de Jesús tanto en Galilea como Jerusalén estaba integrado por los sacerdotes y fariseos, quienes conspiraron acabar con Jesús antes de la fiesta de Pascua. Los sacerdotes conspiraron en los últimos días, en el momento de su muerte, mientras que los fariseos y saduceos desde el mismo inicio de la vida pública de Jesús. Traicionado Jesús por Judas en el huerto de los Olivos Getsemaní, fue conducido con violencia ante el sumo sacerdote, con lo que se inicia el proceso judío en el que intervinieron las tres partes del sanedrín: sumos sacerdotes, ancianos y escribas, Por lo tanto están presentes las máximas autoridades judías. Su finalidad es encontrar un testimonio contra Jesús con el que puedan ordenar su ejecución (muerte), pero fracasan todas las argucias para encontrar un testimonio coherente y suficiente de cargo contra el reo. La inutilidad de los testigos y sus contradicciones provoca el fracaso del proceso. Se presentan nuevos testigos con una aparente acusación más impactante; Jesús es acusado de destruir el templo y construir otro. Jesús había hablado del templo de su propio cuerpo muerto y resucitado. En este momento del proceso interviene el sumo sacerdote como presidente de la asamblea, quien formula a Jesús la última y definitiva pregunta a la que sí responde Jesús. Esta pegunta está relacionada con la Dignidad Mesiánica de Jesús, Hijo del Bendito. La máxima autoridad judía política y religiosa pregunta a Jesús. “¿Eres Tú el Cristo, el Hijo del Bendito? A lo que Jesús responde: SI LO SOY Y VERÉIS AL HIJO DEL HOMBRE SENTADO A LA DERECHA DEL PADRE Y VENIR EN LAS NUBES DEL CIELO. Así el propio testimonio de Jesús , y la acusación de los falsos testigos será la causa de su condena. El sumo sacerdote Caifás hace constatar el delito de blasfemia. Los miembros del Sanedrín, cuyo parecer ha requerido, declaran por unanimidad que Jesús es reo de muerte. Según la ley judía, la Torá, prevé para el delito de blasfemia la pena de muerte por lapidación, como acaeció pocos años después con el primer mártir cristiano el diácono San Esteban. El proceso se cierra con mofas y escarnios contra Jesús, en el que toman parte miembros del sanedrín y sus servidores. Debemos de tener en cuenta que el proceso de Jesús y el derecho procesal judío constituye un punto de discusión antiguo en la investigación y un punto candente en las relaciones del diálogo católico-judío. Se plantea una cuestión previa: ¿participó directamente la jerarquía en el ajusticiamiento de Jesús? Se puede decir que el sanedrín judío tenía autoridad para pronunciar una sentencia de muerte, pero no podía ejecutarla. El jus gladii (la pena capital) solo la pedía ejecutar de hecho el representante del emperador y gobernador de Judea, Poncio Pilato.

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