Crónica del acto publicada por Pablo A. Marín Estrada en el diario El Comercio
«Hay mucho apoyo al pueblo saharaui de los españoles, no de los gobernantes»
Eduardo de Armiñán presentó ‘El niño de las dos culturas’, en un acto del Ateneo Jovellanos y el Aula de Cultura marcado por un emotivo recuerdo a Marcelino Gutiérrez
El cineasta Eduardo de Armiñán presentaba ayer en un acto del Ateneo Jovellanos organizado con el Aula de Cultura de este diario su proyecto más personal: ‘El niño de las dos culturas’, un documental que refleja, a través de la mirada y las vivencias de su autor, la situación del pueblo saharaui en los campos de refugiados del desierto de Argelia. Rodado con la subjetividad del corazón y la verdad de los testimonios que aportan sus protagonistas, la emoción late en cada escena que recibe el espectador, pero en este pase tuvo una especial presencia fuera de la propia pantalla con las palabras de homenaje a nuestro director Marcelino Gutiérrez que le dedicaron el presidente de la entidad jovellanista, Álvaro Muñiz y el propio Armiñán, quien además evocó el intenso y largo vínculo que su padre, Jaime de Armiñán, mantuvo con EL COMERCIO y con quien entonces estaba al frente.
La Jefa de Edición y responsable del Aula, María de Álvaro, agradeció las palabras de ambos, asegurando que a pesar del dolor «que nos está costando la vida misma, seguimos adelante por Gijón, Asturias y por Marcelino». Acerca del documental que se iba a proyectar lo definió como «una historia conmovedora y muy triste, pero también con un punto de esperanza». Es la impresión que obtiene quien contempla este trabajo, realizado, como desveló el propio Armiñán, «desde la más absoluta sinceridad, fuimos con una sola cámara y no se ha repetido nada. Lo que veis es un reflejo de lo que allí piensan y sienten los propios habitantes del campamento, sin ninguna manipulación y tal cual es la situación en la que están». El propósito del documental «es mostrar cómo vive esta gente abandonada y no olvidar que el Sahara era una provincia española, a la que hemos dejado de la mano de Dios o de Alá y le debemos mucho». Su autor destacó que «en toda España hay un gran apoyo al pueblo saharaui desde organizaciones y el propio pueblo español. Desde los gobernantes, evidentemente, no hay ninguno ni ganas de darlo».