DE LOS MANUSCRISTOS DE QUMRÁN A LOS RELATOS APÒCRIFOS

Por FIDEL GARCÍA MARTÍNEZ,  Catedrático de Lengua y Literatura y Doctor en Filología Románica.

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El término apócrifo fue adoptado por el Magisterio de la Iglesia para designar los libros cuyo autor era desconocido y que desarrollaban temas ambiguos. El tema de los libros apócrifos se hizo viral por la película Estigma, que trataba de la oposición de la Iglesia Católica a aceptar como inspirado y revelado el conocido como “Evangelio de Tomás”, que presuntamente contendría algunos dichos de Jesús. Como todos los libros apócrifos fueron escrito en el siglo II d.C. Estos libros no fueron, en un principio, admitidos por la Iglesia Católica porque contenían elementos heréticos de la Gnosis y del Docetismo. Existen más de 64 escritos apócrifos entre fragmentos y libros completos, que se consideran apócrifos. Fueron escritos la mayoría de ellos para no para comunicar el Mensaje cristiano, sino para ganar popularidad, y por eso fueron propuestos como escritos por los apóstoles, incluso por la misma Virgen María. Se ha de tener en cuenta que las listas de libros propiamente canónicos e inspirados son los 46 escritos del Antiguo Testamento y los 27 del Nuevo Testamento. Se puede afirmar con rigor que los relatos apócrifos tienen autoría desconocida y los cuales aun cuando se presentaban como sagrados no tenían solidez en su doctrina e incluían elementos contrarios a la verdad revelada. Los apócrifos más antiguos los que tenían un matiz claramente tendencioso han desaparecido, siendo reemplazados en su mayor parte, por escritos modificados que se acercan más a la ortodoxia canónica.
Sin duda el escrito apócrifo más interesante es el conocido como: “Proto Evangelio de Santiago”. Es el escrito más antiguo que se conserva íntegro y que más ha influido en las narraciones sobre la Virgen María y la Infancia de Jesús. Este escrito de autor desconocido, se escribió con el fin de alcanzar popularidad y prestigio. Tiene como finalidad defender la Virginidad de María, amenazada en el siglo II por ataques de paganos y judaizantes. El autor pudo ser un cristiano de Egipto que se propuso narrar de forma sensacionalista la vida de la Virgen María con un fin más apologético que histórico bíblico. Sin duda este escrito ha servido para enriquecer la liturgia, pero dado su carácter y finalidad ha provocado cierta confusión en muchos círculos incluso bíblicos por lo que es necesario distinguir en él su estilo, género literario y sentido con el fin de notar como histórico lo que no es. Se ha llegado incluso por algunos para atacar a la Iglesia Católica, considerar de igual nivel dignidad y credibilidad el Proto Evangelio de Santiago como los Evangelios sinópticos de Marcos, Mateo y Lucas.

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