Esta es la biografía del autor, Maxi González Suárez, que él mismo nos cuenta en las solapas de su libro: «Nací en Blimea, un pueblecito minero del concejo de San Martín del Rey Aurelio (Asturias), un domingo 16 de enero de 1955, a las 18:30, con el nombre de Juan Maximiliano (Juan por gustarle a mi madre y Maximiliano por un hermano suyo al cual ella adoraba), un nombre tan largo para luego quedarse en uno tan corto como sería Maxi.
Mis padres eran Manuel y María Isabel, él, ferroviario, ella, como casi todas las mujeres de la época, de profesión sus labores. Allí también nació, cuatro años más tarde, mi hermano, Jesús Manuel. En Blimea estuvimos hasta que yo tenía siete años, ya que a mi padre lo trasladan en su trabajo de ferroviario a Gijón. Aquellos años en Blimea fueron muy felices, allí hice mi primera comunión, allí se quedaban un montón de primos y tíos y por tal motivo, aunque nos fuéramos para Gijón, las idas y venidas eran continuas por vacaciones, eventos familiares, etc. Todavía hoy estoy vinculado al pueblo que me vio nacer.
En Gijón nos fuimos a vivir a una casa que nos daba la empresa de mi padre, en un barrio muy cercano al centro llamado Roces, donde todos eran obreros y, como dato curioso, os diré que las calles tenían (y aún tienen) nombre de oficios, a nosotros nos tocó la calle Los Fontaneros, número 4, corría el año 1962 y cinco años más tarde, en 1967, comienza poco a poco el principio de mi historia con una de las grandes artistas que dio España, como lo es la gran Massiel. Ella llevaba tan solo un año de carrera artística, o sea, que yo, con tan solo doce años, ya tuve buen oído hacia su voz y sus canciones.
Esta historia de mi vida está escrita desde el máximo respeto y sinceridad hacia ella. De cualquier modo, se trata de mi vida, mis vivencias, mi lucha y mi trabajo de muchas horas, muchos días y noches, innumerables kilómetros en la carretera dedicados a su carrera artística como presidente de su club de fans de Gijón, que fundé en 1971, con tan solo dieciséis años. Por supuesto que nadie me obligó, como ella años más tarde dijera a un amigo que tenemos en común, ya cuando nuestra amistad hacía aguas, un comentario que me dolió, después de estar veintiséis años a su lado durante su carrera, tan brillante como apasionante, como la gran estrella que era, es y será hasta su último respiro, que espero esté aún muy lejos.
A los que tenéis en este momento en vuestras manos este libro, espero que os guste y lo disfrutéis, y os doy de todo corazón las gracias. Ya termino, que los músicos están ya preparados y la estrella a un paso del escenario para salir a darlo todo con esa gran voz, los primeros acordes ya se escuchan, el concierto comienza y ya ¡¡aparece en escena la gran Massiel!!»
Vestíbulo de la 2ª planta de la Escuela de Comercio
Maxi González Suárez