Desde el nacimiento del cine, la música clásica preexistente ha estado vinculada al séptimo arte, aportando connotaciones y potenciando el desarrollo emocional del oyente. De hecho, se dice que “el cine mudo nunca existió” pues, detrás de las imágenes creadas por los grandes cineastas siempre había una orquesta, un cuarteto de cuerda o un pianista que, además de minimizar el ruido del proyector, contribuía a la narrativa de las escenas e incidía en la percepción del espectador.
A lo largo de más de un siglo de trayectoria la banda sonora ha evolucionado, se ha transformado y los códigos de uso son otros. O no. Desde Eisenstein hasta la reciente Greta Gerwig con su multimillonaria Barbie, cineastas de diversos géneros han recurrido al uso de la música académica con el fin de atrapar al público. Pero, ¿comparte el espectador las mismas referencias culturales que el cineasta? ¿Por qué unas obras y no otras? ¿Qué nos quieren comunicar? ¿Es la música algo más que un elemento decorativo?
Estas preguntas se intentarán responder a través de ejemplos, tanto de cine comercial como de cine de autor y se invitará al oyente a nuevas reflexiones cuando se sienten ante la gran pantalla.
Mar Fernández es doctora en Historia y musicología. En la actualidad es profesora en el IES nº1 de Gijón y colabora con La Nueva ESpaña haciendo críticas musicales. Ha participado en el Curso de verano en la UIMP, en el curso «Creadores santanderinos y cántabros: Juan Carlos Calderón: pasión, talento y emoción». Es también experta en moda y patronista.
Salón de actos del Centro de Cultura Antiguo Instituto
Mar Fernández Fernández