En esta ocasión analizaremos «VIAJE AL MUNDO DE MARTIN LLAMAZALES (Los Beyos de Ponga, 1897)”, de Gerardo López y Gonzalo Barrena y contaremos con la presencia de sus autores.
Gerardo López González (1963, Cangas de Onís, Asturias) trabaja como funcionario en el Ayuntamiento de la ciudad. Vinculado familiarmente a los lugares de La Agüera y Viboli,
en el corazón de la comarca, es autor de varias publicaciones atentas al detalle de la región. Itinerarios por Los Beyos (1997) y Los Beyos del Sella: de la foz de Covarcil al valle glaciar de
Arcenorio (2013, escrita con su hijo, Daniel López Rivero), son obras que llegan de su mano para la descripción y reflexión sobre el paisaje, lo que es propio de su formación: Gerardo
López es Licenciado en Filosofía, al igual que el coautor de esta novela.
Gonzalo Barrena Diez (1956, Tbilisi, Georgia, en la antigua U.R.S.S) es profesor de Filosofía en el Instituto de Bachillerato “Rey Pelayo” de Cangas de Onís, donde trabaja junto a sus
alumnos en la recuperación del patrimonio cultural de la comarca. Es columnista habitual del semanario El Fielato y autor de diversas publicaciones relacionadas con la culturas
campesinas de la región, como Marqueses, funcionarios, políticos y pastores (2006), libro del que es coautor con Jaime Izquierdo Vallina
Este es un relato hiemal, construido entre paredes de nieve y paisaje, que intenta seguir ciertos hechos acontecidos en Los Beyos (Asturias) durante el invierno de 1893. A causa del tiempo que azota la región, Martín Llamazales Tomás, vecino único de Llué, permanece completamente aislado en su casería, a varias horas de la aldea de Tolivia.
Hacia allí se encamina W, un topógrafo alemán que trabajó para las minas de Sajambre y que ahora vuelve con el difícil encargo de trazar una vía maderera. En esta comarca que padece una geografía tan extrema, la vida de Martín –y la de todos- se desenvuelve de modo natural frente a un destino inclemente.
La historia y la realidad: Todos los nombres y fechas principales en el entorno de Martín se corresponden con su realidad: padre, madre ausente, esposas, medio-hermanas, fallecimientos… aparecen registrados de ese modo en los archivos notariales del concejo. En lo referente a las circunstancias que novelan el relato, discurrieron esencialmente así las muertes y sus causas, los episodios a cuenta de los lobos y el camino sobre la nieve hasta la aldea de Tolivia. La carretera entre Peloño y El Sella, proyectada por el vallejo de La Canalita -y nunca llevada a término- figura en las publicaciones de la época; y son fehacientes, también, cada una de las referencias a los caminos y al paisaje. Las escrituras de capitulación y derechos funerarios han sido traídas en su literalidad de los archivos notariales y parroquiales y, en lo referente a las circunstancias de minería, diligencias y ferrocarril, la narración respeta en lo fundamental el marco en que se sustanciaban. Lo añadido, esto es, lo que pudieron haber percibido los técnicos extranjeros, los vecinos o los promotores de aquella industrialización periférica, posiblemente haya podido ocurrir de otro modo, pero no menos sorprendente. En lo tocante al tiempo personal de Martín, el relato pasa por alto los episodios de osos y hazañas que se le atribuyen, e intenta el ensayo sobre su desabrigo –que es el de todos- y sobre el fatalismo indiferente del paisaje. En él, la belleza, el sexo y sus descendientes constituyen la única renta que pueden obtener los seres que se mueven.
Sede del Ateneo Jovellanos
Socorro Suárez Lafuente