Noticia publicada en el diario El Comercio por A. C. BUSTO

‘Gijón narrado’, un acercamiento a la ciudad a través de sus novelas
El Ateneo Jovellanos pone en marcha de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO un nuevo ciclo, que arranca mañana con ‘Helena o el mar del verano’

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Gijón sí tiene quien le escriba y a lo largo de la historia han sido muchos los autores, locales y no, que han recorrido sus calles, mirado a su mar o subido a sus montañas a través de sus textos.

Con la intención de acompañarles, de volver sobre ese ‘Gijón narrado’, de la mano de sus propios artífices o acompañados de expertos en caso de obras clásicas, nace el nuevo ciclo del Ateneo Jovellanos y el Aula de Cultura de EL COMERCIO, que lleva precisamente ese nombre: ‘Gijón narrado’.

Conferencias, exposiciones y también proyecciones en algunos casos que, como no podía ser de otra manera, abre un clásico de la literatura en castellano que tiene en esta ciudad a uno de sus personajes principales: ‘Helena o el mar del verano’. La deliciosa novela de Julián Ayesta, últimamente reeditada por Acantilado, será la primera que se aborde y se hará este mismo lunes (Escuela de Comercio, 19 horas).

Se encargará de ello Eduardo Suárez Fernández-Miranda, autor de una tesis sobre la novela, que se publicó por primera vez en 1952 y retrata a la perfección la sociedad de postguerra mientras envuelve con todo el lirismo la iniciación a la edad adulta y los primeros amores.

El ciclo está dirigido por la catedrática de Literatura de la Universidad de Oviedo Socorro Suárez Lafuente, vicepresidenta segunda de la entidad cultural. Su objetivo es «que la gente gijonesa, la de Asturias en general y quienes viven aquí conozcan los sentimientos artísticos y académicos que la ciudad despertó y despierta y que sientan la historia al pasear por sus calles».

El empeño está ahí y en que los más jóvenes «entiendan el desarrollo y las posibilidades de la ciudad. Y, sobre todo, que, a través de la mirada y de los detalles expuestos artísticamente, desarrollen una cartografía donde situar emociones y experiencias individuales para ponerlas en común con las de otras personas». Con ese objetivo la segunda cita del ciclo llegará de la mano de Laura Castañón y su novela ‘La noche que no paró de llover’, de 2017, un texto en el que la escritora y firma habitual de EL COMERCIO también recorre Gijón y también nos lleva a tiempos de guerra y postguerra, pero combinados en este caso con el presente. El Muro, la playa de San Lorenzo, Cimavilla y muy especialmente la plazuela de San Miguel pasan por sus páginas con la misma intensidad que el resto de sus personajes.

‘Un asesinato piadoso’ (2008), de José María Guelbenzu, y ‘El secreto de Erna’ (2022), de Alicia G. García, completarán esta primera fase del ciclo, que, ya en otoño, se rematará con la película dirigida por José Antonio Nieves en 1955 ‘Los peces rojos’, desarrollada en el barrio alto, con guion del gijonés Carlos Blanco Hernández y decorados de Gil Parrondo.

‘Gijón narrado’ aspira, a la postre, a que «Gijón sea algo más que el lugar donde vivimos y que se convierta en una parte viva de la cultura a la que pertenecemos», concluye Socorro Suárez Lafuente.

Entrevista publicada en el diario El Comercio por PABLO A. MARÍN ESTRADA

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Crónica del acto publicada por ANAN RANERA en el diario El Comercio

«En la novela de Julián Ayesta hay un intento de recuperar el pasado»
Eduardo Suárez Fernández-Miranda habló en el Ateneo Jovellanos, de la mano del Aula de Cultura, sobre ‘Helena o el mar del verano’

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«Con esta conferencia sobre Julián Ayesta, empezamos el ciclo ‘Gijón narrado’, que hacemos junto al Aula de Cultura de EL COMERCIO», celebraba ayer el presidente del Ateneo Jovellanos, Álvaro Muñiz. Una serie de ponencias que daba comienzo con el objetivo de «permanecer en el tiempo para incidir sobre nuestra forma de pensar», según explicaba. «Queremos poner en valor Gijón a través de la literatura», proseguía, antes de que Socorro Suárez Lafuente tomara la palabra. La catedrática quería también festejar este nuevo ciclo que quiere hacer de la ciudad «un sitio vivo, que esté lleno de historias».

Para demostrarlo estaba Eduardo Suárez Fernández-Miranda, dispuesto a impartir la conferencia ‘Julián Ayesta, la verdad más profunda’, en la que se zambulló en los detalles de la novela ‘Helena o el mar del verano’. «Siempre me interesó mucho Ayesta y, por eso, me puse a hacer mi tesis sobre él», resumía el ponente ante un salón de actos repleto de gente. «Esta novela es realmente un conjunto de cuentos de los años cuarenta, que se hizo novela y se publicó en 1952», contaba.

Se trata de «un relato cordial sobre un primer amor», en el que queda demostrado «que no todo en aquella época en España era realismo social». Lo que escribió el diplomático era mucho más optimista y tenía la influencia de aquellos veranos en Somió en los que toda la pandilla recorría la parroquia en sus bicicletas y pasaba las tardes en la playa de Estaño.

Y eso que, a este hombre, nacido en 1919, la guerra civil le cortó la adolescencia y, por eso, quiso atesorarla en las letras. «En su novela, hay un intento por recuperar el pasado, su infancia». Tiempos que nunca vuelven y que acabaron cuando le tocó dejar atrás su Gijón natal, porque «Ayesta pertenece a la primera generación de posguerra que se fue a estudiar a Madrid. Allí, haciendo Filosofía y Letras, se relacionó con círculos literarios». Pero en 1942 falleció su padre y se matriculó entonces en Derecho, «que tenía más salidas». Fue en aquellos tiempos cuando Camilo José Cela le dijo que no terminara nunca la carrera «para que no lo obligaran a hacer oposiciones».

Pero la terminó y las preparó, aprobándolas al segundo intento e iniciando su vida como diplomático. Precisamente, esa ocupación fue a la que dedicó «más de la mitad de su vida» y la que lo empujó a vivir en diversos rincones del mundo, abandonando la literatura. «A él le parecía que un diplomático que fuera también escritor era antinatural, porque, cuando escribes, entras en trance», se reía Eduardo.

Por eso, aunque este gijonés cultivó la narrativa, la poesía y hasta «llegó a estrenar alguna obra de teatro con cierto éxito de crítica», apenas dejó publicaciones. Hoy por hoy, pervive su ‘Helena o el mar del verano’, en la que demuestra su convicción de que «los grandes amores duran hasta los catorce o los quince años». Luego, la vida pierde el encanto de la sencillez; los veranos, con los años, son algo más que la bici y la playa de Estaño y todo se complica.

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