FÍGARO EN EL CEMENTERIO
Por FIDEL GARCÍA MARTÍNEZ, Catedrático de Lengua y Literatura y Doctor en Filología Románica.
Todos los años suelo ir al CAMPO SANTO para ofrecer oraciones y flores por mis padres, fieles difuntos; me viene a la memoria el artículo del padre del periodismo moderno Mariano de José Larra- el pobrecito hablador como se define a sí mismo. “El día de difuntos”. En este artículo costumbrista, nos da una visión de la España de su tiempo en plena descomposición política y social por la corrupción y las intentonas. Tiempos muy similares a los nuestros asolados por la corrupción política, institucional y cultural cuya máxima expresión es la colonización, que ha introducido formas de celebrar los días de los Santos y de los Files difuntos, con desvaríos paganizantes “made in” USA: Halloween; precisamente cuando la Leyenda Negra contra el legado español en Hispanoamérica se quiere imponer, en sus últimos estertores.La sociedad postmoderna y nihilista pretende imponer una forma de existencia en la que las calaveras iluminadas son protagonistas, junto con diablos cojuelos rojos tienen un protagonismo exacerbado. Hasta tiempos recientes en España se celebraba la noche de difuntos con las representaciones teatrales del Tenorio: Tirso Molina, lo bautizó como El Burlador de Sevilla; José Zorrilla, Don Juan Tenorio. políticos laicistas han convertido la ciudad de los muertos que descansan en paz, en ruidoso reclamo turístico; pero de entre sus múltiples humildes y grandiosos sepulcros, parecen resonar las palabras de Fígaro-Larra: “Miraos insensatos a vosotros mismos y en vuestra frente veréis vuestro pequeño epitafio. ¿Vais a ver a vuestros padres y abuelos cuando vosotros sois los muertos? Ellos viven porque tiene paz, ellos tienen libertad la única posible en la tierra”. Mariano José de Larra, a pesar de su trágico suicido nunca se olvidó de la Escatología Católica: LA RESURRECCIÓN FINAL DE LOS FIELES DIFUNTOS.